miércoles, 2 de noviembre de 2011

Hubo un tiempo en que la gente

hablaba cuando estaba sola.
Simplemente levantaba la voz y decía cosas, para pasar el silencio, porque una idea le parecía interesante. La idea se la comía el viento o las paredes.
Y apareció el blog.
Y lo que uno tiene que decir no está mucho más articulado ni es más importante.
Y muchas de las entradas se las comerá una nueva pared o viento.

¿Y por que decidimos hablar acá entonces?
Quizas esperamos comentarios. Que alguien diga "si". Quizas era triste hablar solo, escribir esas cosas que luego uno leía con raba y rajaba del cuaderno gritando ese no soy yo y nunca debí serlo. O no gritando y tirando todo el cuaderno sin siquiera ver lo que estaba escrito, las palabras emparedadas en su propio soporte.

¿Y por que decidimos hablar acá?
Cuando en la "vida real" caminamos uno al lado del otro o nos sentamos en una mesa sin decirnos nada. Porque sabemos que no hay nada que decirse. Claro, hay opiniones y noticias y chistes. Y somos buenos y nos reimos y podemos hacerte reir a veces, incluso a ti.

¿Y por que decidimos hablar?
Para olvidarnos que no hay nada no solo después de la muerte, que todo lo que entendemos o vemos o vamos a sentirnos tocar está adentro de nosotros y no necesariamente tiene que ver con lo de afuera. Que por más que amemos y nos amen estamos solos en nuestra piel y en enuestros neurotransmisores, confiando desesperadamente, hablando de las cosas para reafirmarnos que de verdad estuvieron ahí. Así era mi colegio, estos son mis papás, mis sentimientos fueron así. Hablo, luego algo más debe existir. sino

¿por que decidimos hablar?

Siento que quiero decir algo y que no hay nada.

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