lunes, 10 de septiembre de 2012

We're, like, the perfect couple.

We both love to talk about stuff, to do things and we love having a whole day for oneself and nobody else every other day.

Ya no lloramos.

Ya no lloramos por la inquisición española. La gente se rie sin culpa en el sketch de monty pithon. Ya no lloramos por la esclavitud de los pueblos egipcios, por las guerras floridas, por las guerras hediondas a podrido y a polvora y a sexo del pasado. Hasta por nuestra última guerra interna nos reimos a veces. Algunos. A los que no nos tocó. Quizas buscando unas zapatillas decimos "donde están" y luego canturreamos un "donde están, donde están" antes de sentirnos como la mierda. Pero nos reimos por un momento al menos.
Y claro, no solo pasó hace rato. También aceptamos nuestra derrota como ciudadanos de segunda clase. Aceptamos que quien sea que controle las armas grandes tiene la posibilidad de darle permiso o no de hacer cualquier cosa a los que no tienen esas armas. Cualquiera que controle las armas puede ignorar las manifestaciones, dispersar los pequeños disturbios, asesinar los pequeños terrorismos.
¿Y que vamos a hacer al respecto? Nada. Llenarnos de valores diferentes. Convertirnos en otro tipo de humano que no aspire a lo mismo, que no aspire a lo que se nos enseña a aspirar. Esconder nuestra sonrisa en la aparente mediocridad.
Porque tener que trabajar con sobras fue lo que creo las grandes cocinas. Trabajar con consuelos de mundos, retazos de conocimiento, espiritualidad recalentada podría darnos una perspectiva maravillosa. Contruir un mundo falso pero compartido dentro de nuestras cabezas. ¿Me veo como un vagabundo a tus ojos? Yo y mis amigos le decimos estilo grunge. Ese tipo de cosas. En todo nivel.