martes, 8 de septiembre de 2009

Y el olfato, del que no escribí, porque tenía que comer, me sorprende.
Recuerdo cuando dejé de fumar el 2007. Y sentía el olor de las personas y sabía cuando había un restaurant de papas fritas como a una cuadra de distancia, o (sin saber los nombres de los olores, que son más dificiles de saber y aún más criticados en los hombres que saber de colores) que perfume se parecía a que otro. Reconocí marcas después de un tiempo. ¿Era ese el tiempo de Sedal vetano intense (tm)? Nunca perdí tanto el olfató como antes de esa terminada de fumar, pero en esta segunda terminada de fumar no he logrado liberarme de una congestion humeda y alérgica que siempre quise atribuir al cigarro. Y aparentemente no es.

A menos que sea un fumador sonambulo. Lo que explicaría un par de cosas.

Pero si bien el arte es elitista, y los pobres y ordinarios rehuyen de conocer un poco porque nunca los han dejado entrar completamente y si no nos van a dejar, entonces no nos gusta, creo que el olfato es un sentido para el que esta situación se degenera en proporciones bíblicas. Cuando la cocina, la pintura y la música han alcanzado en alguna dimension a escaparse de las garras de los capitalistas opresores (aunque ver una buena foto del cuadro o escuchar un MP3 de calidad nunca será lo mismo que un concierto o un cuadro de carne y hueso, irrespectivamente) la industria del arte olfativo sigue estando bastante lejos del mundo pobre.

Y no me extenderé más en esto.

Espero que a mi visita del otorrinolaringologo encuentre la causa de esta congestión y vuelva a ser el superhumano que fui hace unos meses, ya que bien vale ser capaz de distinguir tres tipos de mierda en la micro para encontrar los otros olores que todavía no tienen nombre y clasificarlos, hacerlos mios y poder decir "mmm, cedrón", con la seguridad que hace voltear cabezas.

Se. Cada dia se mucho más. ¿Es suficiente? Por ahora si.