domingo, 24 de octubre de 2010

Hay algo hermoso

en regar. Y en regar flores. Entre esas flores de colores fomes como espumas y flores de colores que solo empezaron a existir despuès de que los viste en acido al atardecer.
Hay algo efervescente en un jardìn que es màs grande que la casa a la que rodea. Una idea de que el sentido de las prioridades finalmente se ha subvertido quizas y que encontraste lo importante en cuerdas de lacear hechas de gotas, espirales continuos solo en la imaginaciòn. Ha algo maravilloso en abrazar y nuestras caras haciendose cariño sin darnos besos, o robandote uno y tu cuerpo un animal sorprendido que salta y rompe y no saber que traerà el futuro porque esto si es nuevo, por primera vez nuevo. O en encontrar a los hermanos perdidos y reconocernos en los razgos lejanos, sin tanto hablar y riendonos.

Es bonito saber que no hay nada necesario ni obligatorio, que no tengo por que quedarme, que no me quedo pero que podrìa, que serìa feliz acà y que soy feliz allà, como una sonrisa en un espejo.

1 comentario: