martes, 11 de mayo de 2010

La Llave Maestra

La casa donde vivía había sido de sus abuelos. Siempre vivió en la misma casa. Siempre, si no contamos el par de años en los que vivió independiente de sus papás, y las pocas veces que había estado fuera del país. Aunque claro nunca fue suficiente tiempo como para sentir que esas casas fueran suyas.

Cuando sus papás murieron en el accidente pudo volver a la casa sin dejar de ser independiente. Vivir en esa casa no le molestaba, en realidad, incluso con los muebles de muchas épocas incongruentes conviviendo en las mismas piezas, el polvo de la madera evidente al sol de cualquier estación, las muchas habitaciones que a otro hombre hubieran hecho sentirse solo. No era tampoco un lugar que le recordara con dolor a sus padres. Y al ser tan dificil de vender por un plan regulador que apenas permitía edificios, malos caminos y los impuestos, era casi obligatorio volver.

Decidió además aprovechar el dinero que sus padres dejaron y el no pagar arriendo para, de una vez, decidirse a trabajar independientemente y desde su casa.

Lo tercero que a los amigos que van por primera vez les resulta impresionante de la casa es el patio. En esta ciudad es dificil ver un patio quinta con arboles de frutas y nueces. Pocos de los que no son amigos han visto el patio de la casa por la gran muralla que rodea el sitio y porque no hay edificios cerca.
Lo primero que los impresiona es, por supuesto, la muralla. Una muralla de piedra tan alta y tan lisa que parece parte de unas ruinas antiguas. Unas que se hubieran conservado tan bien que no fueran ruinas.
Lo segundo, y quizas lo que más profundamente, es la torre. No es una gran torre y le da cierto aspecto de granero a esa casa de dos pisos que, parece, fue construida mucho después. La torre es una biblioteca con una escalera interior en espiral y un estudio en el centro. Podría decirse que tiene solo un piso y muchos escalones que dan a un techo muy alto.

Y cosas más estúpidas podrían decirse.

A pesar de la sorpresa que sienten los que van la primera vez, no hay una sensación de incomodidad. Solo los más paranóicos de los que alguna vez entraron dijeron que el hecho de que todo ese conjunto no fuera preocupante era lo que realmente inquietaba. Pero no se lo dijeron a mucha gente y lo olvidaron pronto.

Lo que más le extrañó a quien heredaba la casa no era nada de esto. El ya conocía todo y aunque sabía que su casa era diferente a todas las otras, y que las otras se parecían más entre ellas, siempre pensó que la vida estaba llena de cosas así. Las huellas digitales, el color de los ojos, el olor de una persona no era igual al de los demás. Tu casa no tiene por que ser como las otras. Simple. Lo que le extrañó fue la llave.

Siempre pensó que sus padres no le daban una copia de la llave por una especie de mezquindad o falta de confianza. El mismo afan de control que hacía que su padre no dejara a su madre cubrir la casa de enredaderas ni permitiera a nadie dentro de la torre los jueves despues de que caía el sol, o que su madre no permitiera que nadie aparte de ella cantara sus canciones especiales o cortara las uvas. Pero si le hubieran dicho que sólo había una llave y que no se podía copiar, hubiera supuesto una mentira además del egoismo.

Una sola llave para todas las puertas.

[Dibujito de una llave en una palma]

Tenía muchos recuerdos de cuando era niño, pero estos se comportaban como una historia escrita en un pulpo vivo. Al tratar de recordar un momento en que uno de sus padres estuviera usando la llave una seguidilla de ideas venían a su cabeza sin detenerse.

Sin poder concentrarse un tentáculo le mostraba una mañana con avena y frutas de desayuno, su abuelo cuando todavía vivía sentado a la cabeza de la mesa, sus cejas permanentemente arqueadas hacia arriba como los cuernos de una vaca que tuvieron por un corto tiempo. Las puertas de la casa abiertas en invierno por un par de días, para ventilar decía su madre usando un vestido largo y pesado con una capucha, su padre encendiendo el fuego de la chimenéa que un par de años después sería prohibida por la condición del aire, una mancha chamuscada en el piso de la pieza del abuelo, su madre enojada por las continuas locuras del viejo. Un cumpleaños con amigos del colegio, cada uno subido en un arbol, guerra de frutos y un niño que llora porque le llega una nuez en la cara.

Luego se acuerda de la llave y le molesta ligeramente que los recuerdos de niño sean tan caóticos. Formula un plan y lo aplica inmediatamente. Cada vez que trate de recordar algo lo anotará en una hoja de texto del ordenador. Ira variando el estímulo inicial y así quizas llegue a la llave o quizas solo recuerde cosas de su infancia. Quizas tenga material para escribir un pequeño libro de memorias. Escribe lo que acaba de recordar y sigue enviando mensajes a sus posibles clientes.

"ESTOS SON ALGUNOS DE LOS ERRORES QUE NUESTRO EQUIPO HA ENCONTRADO EN SU PAGINA WEB:"

[Dibujito de manos en un teclado]

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