me vuelve como un reflujo casi físico.
Y me siento con demasiados dientes y ganas de morder
y ganas de gritar y de tener sexo
aunque no todo al mismo tiempo, supongo.
Es más facil ahora, con música de audífonos prestados.
Pero hay un revoltijo tan feo y tan viejo.
Y no hay manera de perdonar mientras me siga sintiendo pasado a llevar.
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