Hace un tiempo que con claudio vamos ritualmete al supermercado a comprar algo un poco antes de la hora de almuerzo. Lo que lo hace una experiencia fuertemente mágica no es el contraste entre el calor de la calle y el aire acondicionado, ni la cantidad de cositas para comer. Cada dia, una canción suena más clara que las anteriores y nos damos cuenta que resume nuestro ánimo. Y da un par de consejos. Wise up, de aimee mann, es el mejor ejemplo y lo que más me acuerdo. Wicked Games de Chris Isaac, hoy, aunque en menor grado que las otras.
Ayer nada sonó, y nos sentíamos (o al menos yo) un poco a la deriva. Pero la música nos alcanzó en un bar muy poco importante en la alameda, conversando con Catán y Feña. Y el mensaje estaba tan claro.
Vuelvo a hacer cosas. T.S. Elliot, plasticina. Vuelvo a bailar mientras camino y mientras espero el metro, pero cada vez ando menos en metro. Y en micro. Troté un rato el domingo. El dolor en mis piernas de hoy solo me hace creer que debería hacerlo más. Trataré. I won't stop till I get enough.
Yo también me sentí un poco a la deriva, o un poco con miedo, como si el destino hubiera sido demasiado demasiado caprichoso.
ResponderEliminarDejémoslo en canciomancia mejor. Me gustó el término.
Me encanta escuchar a alguien cantar o tararear una cancion que siempre me parecio fome y descubrir que fue escrita para mi. (o casi)
ResponderEliminarY me encanta que vuelvas a bailar y que dejes el metro y la micro.
Just keep walking... and breathe.