Los demàs no lo notan.
Pero cuando entras a lo cocina es cuando el agua se pone a hervir.
Y tu voz se escucha siempre, aùn cuando estàs muy lejos y hablas bajo.
Y se siente tu olor cuando alguien va a hablar de ti, aunque a veces se arrepienta y al final no hable, bajando la mirada.
Y cuando algo te divierte, pero no lo quieres mostrar,
es tu sonrisa la que se dibuja en otras caras,
y es tu nombre el que me hace despertar en la noche
balbuceando y con miedo,
aunque no recuerde las palabras que digo.
Olor a cítrico suave, o a la pelirroja de Charles Schulz.
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