Una vez en el carruaje de Suri, Yeerum levantó la cabeza y le dijo emocionado "¡Quince mil pesos de adelanto! ¡Muchas gracias!".
"Es lo justo solamente"
"Le invito a un café con grandeur en el Turri" dijo Yeerum impulsivamente. Sabía que invitar a un patrón a comer afuera era algo nunca visto, pero Yeerum ya había renunciado.
"Guarde su sal para cuando la necesite." y sin poder reprimir una risita preguntó "¿Y por que al café Turri?"
"Es que desde que lo ví hace varios años atrás, dije que iba a ir. La vista de los barcos yendo y viniendo debe ser tanto mejor en un lugar pitúco, comiendo algo rico y diferente."
"Entiendo. Y el café turri da esta impresión; es muy lindo y la vista si es muy buena. Pero si quiere un buen café y probar comida increible, aunque es caro, le recomiendo el Filou de Montpellier. Comida de Francia. Pero no se lo gaste todo en locuras."
"Claro que no. Será esto, unas botas nuevas, un machete, una pistola de bengalas y nada más. Quizas un rollo de pergamino para Bachuako, para que pase sus ultimos dias como se merece."
"¿Y se vuelve a Pichuncaví para siempre ahora?"
"Puchuncaví. Si. Ya cumplí mi sueño, y ahora vuelvo a lo que siempre fue mi destino.El campo, los fragiles caballos. Quizas mis papás todavía tienen un par de vacas. Podría invertir en eso. Quien sabe."
"Pero usted es un hombre joven, no puede ser que ya no le queden sueños. ¿Que edad tiene? Menos de cuarenta, eso es seguro."
"Treinta y cinco, si. Claro que hay más sueños, pero no son tan importantes, y ya son más dificiles. No importan. Estoy bien. Quizas encuentre a una mujer buena y me case. Si tengo un solo hijo, podría hacerlo llegar muy alto."
Suri se quedó pensativo un rato, mientras el carruaje se movía lento por las calles llenas de vendedores, olores de carnes asandose en cocinas ligeras de carbón y de gas. Gente vendiendo imitaciones de marfil. Prostitutas de todas partes del mundo. El puerto ya no tenía noche, ni horarios de descanso fijos.
En una generación más, dos a más tardar, los hombres y mujeres de todas las ciudades despertarían dormirían y comerían a cualquier hora, los trabajos y las tiendas más irrelevantes funcionando sin fin. El doble de gente de lo que la ciudad podría soportar, todos compartiendo sus casas y sus camas con gente de un turno diferente. Las grandes maquinas de electricidad cada día más eficientes. Proyectores de películas anunciando lo que se vende en el lugar, en vez de estos tubos de gas colorido con sus repeticiones tan mecánicas.
Era un futuro terrible quizas, pero tambien hermoso. Y si alguien quería vivirlo, alguien tan bueno y tan trabajador como Yeerum, debería poder. Suri intuía que Yeerum quería vivir estos cambios.
Suri no podía reparar mucho la injusticia en el mundo. Creaba empleos y trataba de darles flexibilidad a sus empleados y eso era lo que podía hacer. Pero una idea surgió, y le dijo al chofer que fueran al Filou.
"Se que ya no eres mi empleado, Yeerum. Pero te quiero proponer un trato" Dijo.
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