me atrevo a abrazarte mientras caminamos, aún un poco duro por falta de costumbre. Hablas de una ficción en la que estamos casados y ya no se me revuelve la guata, y creo que no hago ni una cara. Te miro de cerca, te hago cariño como un gato quiero creer, ahora que ya no me siento como tu perro.
Pienso que quizas si hubiera sido así hace un rato las cosas se hubieran dado. Pero claro, para llegar a ser así tuve que ser como fui antes. El presente es una torre. Todo lo que pasa queda pasado y aunque no exista forma lo que si. Y en este momento puedo sonreir honestamente porque estoy solo, porque quiero que nadie me vuelva a gustar como antes. Seguir quizás así un par de años.
Porque si bien no me importa, me importa que me pueda volver a importar. Necesito una especie de gargola temporal.
Por ahora está bien. Contigo está bien. Te voy a ver patinando o bailando y me va a importar menos y menos. Hata que probablemente seamos solo conocidos que pueden compartir una o dos bromas. Y va a estar bien.
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