Fue tim a la casa, hablamos harto rato, organizamos el primer librero que nos ha llegado, el que probablemente nos sirva por un buen tiempo a menos que nos volvamos locos comprando libros, y logramos una colección combinada de comics bastante decente, quizas no impresionante para nuestro hombre nacido el 55, pero para muchos demases si.
Hice tallarines (que felípe elogió hasta el cansancio, como los mejores que había preparado) y decidí dejar remojando los garbanzos sin piel por la noche. Los garbanzos cayendo al pote sonaron como granizo.
En medio de la noche desperté por algo, con la impresión de que alguien había en la casa. No sabía que hora era, porque al estar tan cerca de Irarrazaval cualquier hora desde las 12 hasta las 6:30 es igual. Pero me sentía más bien descansado. La idea de alguien más en la casa se fue, porque era estúpida, pero unos ruidos, que reconocí como lo que me había despertado, sonaban en la cocina.
Fui a ver y no entendía nada. Algo sonaba, como si alguien percutiera con una llave en lugares azarosos de la mesa. O como una gotera imposiblemente irregular. Moví el pote de los garbanzos y el sonido se movió con ellos. Se estaban abriendo.
Volví a la cama y el sonido de los garbanzos abriendose no me dejó dormir por un par de minutos. Eran las 3 de la mañana y estaba desorientado e imbecil, así que pensé que no debía cerrar la puerta, para no dejar de escuchar la alarma en la mañana. Felipe se despertó quizas 5 minutos después que yo. Le pregunté que le pasaba y me dijo que había un ruido. Le dije lo que era y le dije que lo fuera a ver para que me creyera. Volvió, puso su alarma, cerró la puerta y nos reimos como por dos minutos antes de volver a dormir.
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